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Acceder a contenidos televisivos, ya sea desde un celular, una Tablet o desde la web, ha diversificado y complejizado el paisaje audiovisual en tanto sus contenidos se narran a través de múltiples y diversas pantallas. Para enfrentar este panorama los especialistas recomiendan alfabetizarse televisivamente y enfocarse en ciertos aspectos que pueden hacer del consumo de tv una experiencia más rica, segura y constructiva.

Estudios realizados por el Consejo Nacional de Televisión muestran que en el último decenio nuestras casas se han ido equipando rápidamente de nuevos aparatos tecnológicos de comunicación. El hogar ya no es el mismo y la vida familiar está cada vez más mediatizada con aparatos que multiplican la capacidad para comunicarnos. Si bien esta realidad puede ser amenazante para la convivencia familiar, se aprecia que hay una adaptación a este “nuevo estilo de vida”.

Las familias manifiestan que toda esta tecnología hogareña tiene aspectos positivos porque los entretiene, los acompaña, les permite conocer otras realidades, les informa y educa; les proporciona temas de conversación y hasta protege y cuida a sus miembros más vulnerables. Sin embargo, madres y padres están muy atentos a los riesgos que esta mediatización creciente del hogar puede traer, puesto que expone a sus miembros, especialmente a los más pequeños, a otros mundos y culturas con valores y estilos de vida muy diversos que no siempre son compatibles con sus propios valores y estilos de vida.

Las audiencias ya no ven televisión sólo a través del “televisor”, según la Encuesta Nacional de Televisión – CNTV del 2011, el 48% de los menores de 13 años ve televisión en su computador/notebook y el 39% de los menores de 13 años, utiliza el celular para ver televisión. 

Sobre esto mismo, un punto importante a destacar es que la comunicación con los niños y niñas ya no tiene lugar de la misma forma en que se desarrollaba previo a la irrupción de las multipantallas, debido a que la apertura al mundo que conllevan las tecnologías de comunicación impacta su convivencia interna, abriendo un enorme campo de posibilidades en lo cultural, lo comunicacional y lo educativo; y a su vez, generando nuevas incertidumbres.

Si bien los medios abren oportunidades para la ciudadanía y se constituyen como herramientas de expresión, desarrollo e inclusión social, pueden también configurar para niños y jóvenes potenciales escenarios de riesgo, por ejemplo, contenidos que vulneran la dignidad de las personas, imágenes que pueden provocar angustia, miedo, o aquellos que no muestran diversidad cultural, entre otros.

En este sentido, los usos que hacen las audiencias infantiles y  juveniles de otras “pantallas” para ver televisión constituyen una preocupación desde el momento en que los expone a contenidos inapropiados para su edad. Aunque niños o niñas estén capacitados para el manejo técnico y autónomo de los medios, cabe preguntarse ¿tienen la formación y los espacios de reflexión  para analizar y discriminar entre los mensajes de la TV y los medios?

En este contexto, es indispensable que tanto la audiencia – especialmente los niños y niñas- fortalezcan sus habilidades para analizar y comprender los mensajes televisivos, juntos con tomar conciencia de las emociones que éstos les generan.

Es por esto, que el CNTV ha decidido implementar la Educación en Medios, a través de Novasur, para formar a la ciudadanía en temas básicos que dicen relación con la alfabetización televisiva, así como fomentar la mediación parental, de modo que los padres y madres puedan guiar el consumo televisivo de sus hijos de manera informada, instruida y activa. Es necesario que padres y apoderados adopten un rol protagónico como mediadores y así juntos responder la  pregunta: ¿Qué Ves Cuando Ves TV?